Innovación curricular se posiciona como mecanismo de aseguramiento de la calidad.

Agosto 28, 2024

En el marco de las Buenas Prácticas 2023, encabezado por la Dirección de Aseguramiento de la Calidad; la Dirección de Postgrado trabaja en la planificación, construcción y actualización de planes de estudio, con el fin de formar graduados y graduadas que efectivamente respondan a las necesidades del país.

Más allá de las asignaturas que imparte y los contenidos que estas entregan, la USM apunta a formar graduados y graduadas que puedan satisfacer las necesidades de una sociedad cambiante. Con esa premisa, la Dirección de Postgrado implementó la “Innovación curricular en programas de postgrado”, orientada a incorporar los saberes y habilidades que sus estudiantes requieren.

Así lo explica Verónica García, coordinadora del Área de Gestión Curricular de Postgrado y encargada de esta iniciativa, que recientemente fue destacada por la Dirección de Aseguramiento de la Calidad como una buena práctica institucional debido a su aporte al mejoramiento continuo.

Detalla también que la labor de su equipo corresponde a un proceso de planificación, construcción y actualización de los planes de estudio, siguiendo el modelo educativo de la universidad que se centra en un enfoque curricular basado en competencias. De este modo deja atrás el paradigma enfocado solo en la enseñanza y privilegia los aprendizajes centrados en los y las estudiantes, preparándolos para responder a los nuevos desafíos de su entorno.

Diagnóstico y planificación

El proceso comienza con la conformación de un comité, que lidera el director o directora del programa abordado y en el que también participa parte de sus académicos y académicas representantes de las áreas de especialización. El análisis realizado permite levantar información para un diagnóstico, con datos como graduación oportuna, retención, empleabilidad, carga académica y resultados de instancias de autoevaluación o acreditación, entre otros.

Luego se define un cronograma en el que destacan tres hitos. Primero, la elaboración del perfil de graduación, carta de navegación e hito central donde se determinan las competencias que los y las estudiantes desarrollarán durante el proceso formativo, validándolo interna y externamente. Debe estar alineado con los objetivos del programa y de acuerdo tanto con el sello institucional como con su compromiso formativo.

En segundo lugar, se construye el perfil de ingreso con las características mínimas que se exigen a los y las postulantes, considerando conocimientos previos, habilidades, destrezas y actitudes. Finalmente, se determina la trayectoria formativa, que incluye la definición de la articulación académica, áreas de especialización, plan de estudio con su malla curricular respectiva y las asignaturas que dan cuenta de la carga académica, ya sea trabajo presencial o autónomo, declarada de acuerdo con el Sistema de Créditos Transferibles (SCT-Chile).

Se trata de una labor rigurosa y muy planificada, advierte Verónica García, precisando que todo el tiempo cuenta con asesoría curricular de profesionales de la Dirección de Postgrado; además, se enmarca en los criterios de acreditación, porque la innovación curricular es un proceso de mejora continua.

Esfuerzo continuo:

La responsable de esta iniciativa también relata que el principal reto es enfrentar las reticencias propias que genera un nuevo paradigma, aunque estas van disminuyendo ante los resultados positivos. Al comienzo, la pregunta suele ser para qué cambiar si se está haciendo bien, y la respuesta es que efectivamente se está haciendo bien, sin embargo, es necesario alinearse al Modelo Educativo USM y a los propósitos institucionales.

Otro desafío por sortear es la coordinación de agendas entre las variadas actividades investigativas de académicos y académicas, debido a que cada 15 días se reúnen en las comisiones y además realizan trabajo autónomo guiado por profesionales de la unidad.       

Las claves, dice Verónica García, son planificar bien, tener claridad de los objetivos, contar con un equipo de trabajo y, sobre todo, cuidar el orden y la sistematicidad del proceso. El equipo apoya esta gestión con documentos de orientación y elaboró una guía para desarrollar innovación curricular, actualmente en revisión, donde incluye las etapas que se desarrollan en pre y postgrado.

La innovación curricular ya se ha implementado en el 70% de los programas de postgrado y durante 2024 se agregarán dos más. Además, desde el año 2022 se está desarrollando un plan de seguimiento a la innovación curricular que implica la revisión de diferentes indicadores en una cohorte determinada, tales como la tasa de graduación oportuna, el reconocimiento de créditos transferibles, la flexibilidad curricular, entre otros.

Por todo lo anterior, el proceso de innovación curricular propuesto por la Dirección de Postgrado contribuye de manera eficaz y eficiente a la formación de graduados y graduadas que, a través de su calidad profesional y académica, serán un aporte real al país.

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